Alusión al seguimiento de los matones
___
___Hace unos cuantos meses estuve en Filandia, un pequeño pueblo del Eje Cafetero, y recordé con cierta tristeza la figura de Luis Carlos Restrepo, un psiquiatra, filósofo y ensayista colombiano que escribió unos libros memorables. Las nuevas generaciones no lo conocen ni lo estudian porque hubo toda una campaña para desprestigiar su nombre y borrarlo de la historia de nuestro país.
___Cuando sucedió la masacre de Pozzetto, en 1986, unas palabras suyas publicadas en la Revista Semana fueron para mí la clave de la escritura de mi novela Satanás. Hasta ese momento, toda la prensa había recalcado el hecho de que Campo Elías Delgado, el perpetrador de la masacre y compañero mío en la universidad, había estado en la guerra de Vietnam haciendo parte del ejército norteamericano. Todo el mundo comentaba que él era una víctima del llamado Síndrome de Vietnam, que hacía referencia al estrés postraumático de los soldados después de esa guerra.
___Luis Carlos Restrepo, sin embargo, afirmó:
___ “La clave de los asesinatos en Pozzetto no está en Vietnam, sino en el libro que llevaba el asesino ese día en el bolsillo”.
___Hacía alusión, claro está, a la novela de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Doctor Jekyll y Míster Hyde. Genial. Él, que es psiquiatra, se dio cuenta de que en la novela de Stevenson estaba la llave para entrar en la mente del asesino y entender la masacre. Y esa fue, exactamente, la línea que yo seguí a todo lo largo de mi novela Satanás.
___En 1994, Restrepo publicó El derecho a la ternura, un libro fundamental para entender por qué estamos atravesados por la guerra y la violencia desde la educación que recibimos en nuestra más tierna infancia. Los modelos que respetamos y admiramos son los de la fuerza, la agresividad y la obstinación. No nos han enseñado a apreciar y a valorar la dulzura, la vulnerabilidad y la fraternidad con nuestros semejantes.
___Nos da miedo presentarnos como seres amorosos que necesitamos de los otros porque esa imagen implica debilidad y falta de carácter. Los mismos modelos del sistema para triunfar e imponerse en busca del éxito señalan la importancia de la dureza y la firmeza de las convicciones para alcanzar los objetivos propuestos. Mostrase como un debilucho que tiende los brazos hacia sus semejantes no solo es penoso, sino que fomenta la idea de un perdedor que no logrará ninguna meta a lo largo de su vida. Restrepo nos enseñaba que era justamente al revés: esconder nuestra ternura nos bloqueaba y nos impedía avanzar en la construcción de una civilidad lúcida y respetuosa.
___Entre muchos de sus ensayos, quisiera resaltar también Proyecto para un arca en medio de un diluvio de plomo, un libro que formó buena parte de mis ideas acerca de cómo alcanzar la paz en nuestro país. Hemos admirado desde siempre a los héroes de la épica, esos tipos rudos que matan a sus semejantes a diestra y siniestra. Esos fulanos pueblan también el cine y la televisión. Hemos aprendido a admirar a los matones. Craso error. Por eso después la sociedad civil fue fracturada y un bando apoyó a los paramilitares y el otro a los guerrilleros. Y nos quedamos sin tejido social. No hemos podido hacer la paz porque los pacíficos que trabajamos y pagamos impuestos fuimos cooptados por los uniformados que tenían un fusil al cinto. Y, al día de hoy, continuamos segmentados atacándonos sin clemencia los unos a los otros.
___Restrepo fue el alto comisionado para la paz durante el gobierno de Álvaro Uribe y terminó metido en un proceso por la supuesta falsa desmovilización de uno de los frentes. Y tuvo que exiliarse durante más de una década. Por fortuna, el Juzgado 1° Especializado de Bogotá lo acaba de absolver de manera definitiva.
___Celebro esa decisión de la justicia porque con el exilio de Restrepo no solo ha perdido él, sino todo el país. Nos hemos perdido la enorme posibilidad de tenerlo entre nosotros pensando, debatiendo y enseñándonos a ser mejores personas. No tengo la menor duda de que él sigue teniendo las claves para lograr la paz y catapultar este país hacia el desarrollo. Confiemos en que pueda y quiera regresar. Su silencio nos ha empobrecido a todos y su voz nos iluminaría en medio de esta oscuridad que cada día parece condenarnos más al odio, la intolerancia y la violencia desatada.