«Durante 10 años, una década entera, estuve con Frank Molina. Y lo difícil de volver a la novela es que estuve 10 años con un solo personaje. Estuve 10 años con un detective (…) Y cuando termina (Akelarre), yo sé que no hay forma de recuperar a Frank, no hay manera de volver a escribir o algo en la línea de Frank, y siento que no sé qué hacer. Quedo totalmente a la deriva, despojado a la intemperie como escritor.»